Como todos los años me encargan de la visión
filosófica del tema del Ciclo de Conferencias que organiza todos los años el
IES. En este caso dieron con mi debilidad. El cine es una de las herramientas
básicas en mi actividad docente hace muchos años. Así con la excusa de la
preparación de mi charla intentaré ir explicando como trabajo en el aula con
esta herramienta, de forma que estas entradas puedan ser un anteproyecto de esa
charla que vendrá.
Filosofía
y ciencia-ficción
Básicamente, la filosofía, es el intento de dar
respuesta a las preguntas que se formula el ser humano, tales como "que es
el universo", "cuál es la naturaleza de la realidad", "la
posibilidad de acceso al conocimiento", "el sentido de la vida".
Todas estas preguntas y muchas otras tienen cabida en la especulación
filosófica, con el único límite de la racionalidad y la exclusión de
justificaciones dogmáticas.
Los mundos narrativos tienen como fondo el mundo que asumimos
como real y sus leyes se diseñan a partir de la comprensión que tenemos del
mundo. Así, la narración de ficción construye mundos análogos al universo real
que permiten comprender mejor la estructura de la realidad e incluso muestran
aspectos de esta que de otra forma permanecerían en penumbra. La
ciencia-ficción se ha ocupado de los interrogantes metafísicos tratándolos con
una amplitud, libertad e imaginación que no puede permitirse la racionalidad
filosófica.
En la ficción, la verdad asoma a través de la fábula,
como una metáfora de la realidad, de forma que podemos proponer cuestiones que
trascienden a propia realidad. Todo trabajo de ficción instala al espectador
dentro de un nuevo sistema de realidad, con nuevas posibilidades, como se fuera
un viajero a un nuevo mundo. El mundo de ficción tiene su propio sistema de
conocimientos, creencias, sueños y alucinaciones que actúa como un mundo de segundo
orden para el espectador al que le permite crear nuevas forma de enfrentar el
mundo real.
Escritores como P. K. Dick o Asimov dieron lugar a
obras (literarias y cinematográficas) en las que temas como "el sentido de
la vida humana" o "la posibilidad de vivir en un mundo irreal"
son el tema principal. Entre otros sirvan como ejemplo: Dark City (1998)
dirigida por Alex Proyas y Desafío Total. (1990) dirigida por Paul Verhoeven.
Solaris (1972) dirigida por Andrei Tarkovsky, giran fundamentalmente alrededor
de cómo se puede establecer un criterio de certeza para nuestros contenidos
mentales y sobre el criterio de realidad. Blade Runner (1982) dirigida por
Ridley Scott, I.A 2001 dirigida por Steven Spielberg. o El Hombre Bicentenario (1999)
dirigida por Chris Columbus tratan, fundamentalmente, sobre la definición del
ser humano y el sentido de su vida.
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